Querida yo de 1983:

¡Ni sabés lo que cenamos hace un par de días! ¡Pasamos al autoservicio de la heladería por un sundae de helado de chocolate con salsa de chocolate, un melocotón y crema batida con manías! (Porque aprendimos a manejar hace un tiempo y seguimos pensando que el chocolate, el melocotón y la crema batida son de las alegrías más maravillosas que existen). No creás que comemos así todos los días –aunque podríamos– ser grande es escoger lo que es mejor, no lo que se nos antoja, y pues, tampoco hemos tenido lío con la torta de acelga, los hongos o la sopa, así que siguen estando; Pero eso no es lo que quiero contarte. Lo que pasa es que esa noche quisimos celebrar que empezamos a dibujar otra vez y que ahora ¡hasta nos pagan por hacerlo! Porque fue la noche antes de inaugurar nuestra tienda! (Inaugurar significa que abre por primera vez). Vendemos cositas que imaginamos, es trabajo, pero no sentimos que es trabajo porque… ¡es dibujar! Es lo qué hacés vos en la parada del bus, en los libros de cocina de nuestra mamá, en los posters de medicinas que nos lleva nuestro papá, en la pared, en las tablas de abajo de la cama y en la banqueta… ¡imagínatelo! vendemos cosas lindas que antes pensábamos que sólo a nosotros nos gustarían y que resultaron sacándole sonrisas a otros corazones. No, no es como la tienda de mamá Elvia, es una tienda «virtual»… es… es… complicado explicarte ahora, pero sólo te digo que imaginamos, dibujamos, hacemos cosas lindas y la gente las recibe en su casa. Estamos a pleno 2021 y aunque hay videollamadas y correo que no necesita papel o lapiz, no hay carros voladores, lamento reportar que sólo somos medio-Jetsons… en medio de todo lo que ahora sabemos, lo mejor que puedo adelantarte es que acabamos de pasar un año que nos recordó que lo necesario es lo que ya tenemos y que la virtud tiene que ver con servir, no con brillar para traerte atención. Sé que no lo comprendes por ahora, pero lo que amas hacer, lo que se te hace fácil hacer, se llama talento y es prestado. Dios te lo dio. Has empezado a oír de Dios porque Él anda detrás de ti y cuando te abra los ojos lo vas a reconocer y va a ser lo mejor de tu vida. No lo más fácil, pero si lo mejor. Ya irás viendo que no son sinónimos, -“fácil” y “mejor”- (y bueno… ya vas a aprender qué es un sinónimo…).
Y necesito advertirte, el talento es como una moneda. Tiene dos lados: es fuerza y es debilidad. Fuerza porque sientes alegría, seguridad y orgullo por tenerlo; debilidad porque todo eso mismo es lo que puede hacerte creer que no necesitas de nadie más, hasta puedes creer que estás bien sin Dios. Que tu talento puede ser suficiente para vivir feliz, pero es mentira. Mirá, pasamos al autoservicio solas porque era tarde y nos lo inventamos en el ratito, pero ya entendimos que para celebrar y para llorar sin perderte, es necesario hacerlo con la gente que Dios nos tenía lista para amar y ser amadas. Nada de lo que tenemos ha sido por nuestra astucia… ¡va! ¿te recordás el día que nos subimos al bus equivocado en kínder y pensamos “que lindo! Cambiaron el tapiz de los sillones”?… pues, hace unos años llegamos al aeropuerto un día antes… y así, otra cantidad de historietas. Seguimos amando el chocolate y regresando a casa por misericordia del Señor mi niña, todo bien… al final, sólo son maneras en que Dios nos ubica y protege de creernos la gran cosa. ¡Vieras cómo hemos aprendido a dar gracias por lo que nos hace sentirnos tontas! Porque nos mantiene humildes. Que se te quede mi querida cachetona: el talento puede abrirnos puertas, pero lo que nos hace pegar centro es conocer Al que nos lo dió, porque cuando lo conocemos, entendemos que lo que más importa es la integridad del corazón… la integridad es decirnos la verdad adentro y a los demás, porque Dios ya lo sabe.
Seguí dibujando. Y que no te de miedo la Srta. Luna. Es gritona pero te va a enseñar las letras y vas a amarlas tanto como amás dibujar, pero eso es para otra carta.

Que lindo leer tan preciados momentos que reflejan el triunfo que Dios le da y ha premiado su vida, que es fe bendición para todos nosotros.
Que Dios la siga usando, es maravilloso ver en otras personas las bendiciones que nuestro buen Dios derrama.
Me enternece tu carta, es maravilloso saber y entender que Jesús ha estado con nosotras todo el tiempo y que no pasa nada todo estará bien .😘
Que bella carta! Me conmovió y me hizo reír igual que tus dibujos. Dios te prestó ese talento para bendecirnos pequeña gran Aixa!