Corazón a papel

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Plantitas de selva

Toda nuestra vida es dolor y fiesta, alegría incompleta… nos movemos entre recuerdos y planes… este “ya pero todavía no” puede sentirse como un carrusel violento que va demasiado rápido o como un ascensor que se trabó. Marea, confunde, cansa. Porque olvidamos… siempre olvidamos algo… nos disponemos a viajar y se nos escapa imprimir un formulario, empacar el jabón, nuestra calidad de criaturas… somos de barro. Este mundo roto nos rompe, y duele ser mortales, pero duele más ser olvidadizos. Olvidamos que no fuimos hechos para medias alegrías o amores fracturados y durante toda nuestra vida, se nos permite ver destellos de la gloria prometida, “flashazos” de belleza intensa, muestras de sabor que nos provocan la pregunta ¿Cómo será la experiencia de la alegría perfecta? ¿Cómo amaremos sin el estorbo de nuestras expectativas torcidas? Un día en la selva Petenera obtuve una respuesta: vi una planta que se me hizo familiar. Mil veces la he visto en oficinas y salas de casas, en balcones de casitas sencillas y en jardines diseñados por artistas. No sé su nombre científico, pero le decimos “teléfono”. Empecé a seguir la enredadera sólo para descubrir que las hojas de convertían en verdaderas sombrillas con la capacidad de cubrir a un hombre robusto, cuando alcanzan a unirse con los árboles centenarios que se levantan como edificios ¡Jamás habría imaginado! Las hojas comienzan diminutas y las hemos sabido “domesticar” para meter un poco de belleza salvaje a nuestros espacios reducidos, pero fueron diseñadas para la selva tropical, para robustecerse con aire caliente y humedad y sol y ruido de aves que no llegan a la ciudad… no son lo que deben ser afuera del lugar en donde realmente pertenecen. Solemos olvidar que no fuimos hechos para aire acondicionado, agua de regadera y luz neon. Fuimos diseñados con amor apasionado para otro clima, otro aire y el rugido de León. Estamos en el ya pero todavía no y duele. Duele perdernos de vista, perdernos el toque, perdernos la risa, pero el dolor solo se vuelve insoportable cuando olvidamos que somos plantitas de otro lado, decorando oficinas, salas, balcones de pobres y jardines de ricos, esperando nuestro traslado a la selva para la cual nacimos. El dolor de la pérdida puede ser muy maleducado y con frecuencia nos toma bruscamente la barbilla para obligarnos a ver abajo y para adentro, aislándonos y volviéndonos reyes de un pequeño reino desierto y oscuro donde sólo entra uno. Es perdernos en ese maldito olvido, y necesitamos una bendita salida… ¿Quién te recuerda que eres de la selva? ¿Quién te regresa la mirada al lugar correcto? ¿A quién le has dado acceso a tu lugar oscuro? 

Esta vida duele, pero sólo es insoportable si olvidamos a Quién pertenecemos y hacia dónde vamos. 

“De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios.”
‭‭Romanos‬ ‭8:18-21‬ ‭

Firma Aixa de López

11 respuestas a “Plantitas de selva”

  1. Ana Cotóm dice:

    Necesito recordar diariamente su Palabra, para sufrir menos y acrecentar mi fe en Él. Amen

  2. Nallely Ugalde dice:

    Gracias a Dios por tu talento e inspiración para escribirle a los santos para que nos recuerdes eso que anhelamos, nuestro regreso a casa y por fin descansemos de todo lo artificial. Te todo lo que es a medias.

  3. Irene dice:

    He olvidado que mi identidad está en Cristo, que estoy en el mundo pero ya no soy del mundo. He olvidado que ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Olvido que soy Hija de Dios y salva por gracia, por medio de la fe, no por obras.

  4. Evelyn dice:

    Wow .. me abofeteaste santamente… Gracias! Soy planta de selva! Por ahora estoy adornando una modesta casa

  5. Kimberly dice:

    Aquí es como regresar al lugar de donde eres! Olvidando tú predestinación que te dieron y volviéndome solo un adorno de este mundo. Pero la verdad está más allá de lo que ven nuestros ojos

  6. Diana dice:

    Gracias por recordarme que no estoy hecha para este clima, hoy me preguntaba cuándo o hasta cuándo se siente uno pleno?? Acá siempre se querrá más porque este clima no es el mío. Gracias Aixa ❤️💙

  7. Marlene Oz dice:

    Gracias por describir con poesía celestial. Me encanta la jardinería y aveces me siento como mis plantas, las atacan plagas, viven clima muy
    drástico, pero florecen de una manera tan bella. Me siento así con Dios

  8. Marlene Oz dice:

    Gracias por describir con poesía celestial. Me encanta la jardinería y aveces me siento como mis plantas, las atacan plagas, viven clima muy
    drástico, pero florecen de una manera tan bella. Me siento así con Dios

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