Montaña Rusa 2: perdidas
Atravesamos el Atlántico, amanecimos en el avión y nos bajamos dispuestas a conocer. Primer día en Londres. El día casi terminaba invicto… pero, nos subimos a un bus equivocado y paramos a 40 minutos de donde debíamos ir.
Muchas lecciones:
1. Tan pronto como te des cuenta de que vas en dirección equivocada, bájate. Es estúpido permanecer allí para aparentar y jamás vas a parar donde debes si no reconoces que vas mal. Es humilde y sabio ver el mapa y reconocer dónde deberías estar, reconocer dónde estás y qué debes bajarte. La Biblia es el mapa y Dios usa su gente para alertarte. Sé humilde, rápido.
2. Reconocer tu error (tu pecado) y “bajarte” es lo primero pero no lo último. Nos bajamos en un supermercado grande porque yo sabía que habría wifi y gente que podía ayudarnos. ¡Gracias a Dios que me recordó que mi amiga Miriam vivía aquí! Acercarte claramente (aunque parezcas tonto) a decir “estoy perdida y necesito ayuda” a las personas correctas, es un precio pequeño a pagar a cambio de llegar al destino correcto. ¿Contaste cuántas veces pasé por tonta hoy? No importa parecer tonto, lo más tonto sería que por orgullo nos quedáramos perdidas. Muchos se pierden simplemente por orgullosos.
3. Dios provee amplia ayuda para el humilde. Es maravilloso pertenecerle porque ser su hija significa que somos parte de un familión y en este familión nos ayudamos. Tan pronto me comuniqué con Miriam, hubo respuesta y alivio. Sé humilde rápido, sé humilde acompañada.
No vas a equivocarte, perderte o pecar para luego salir del asunto por tu cuenta. Que te quede claro qué hay gracia hasta en tus momentos más oscuros. Si el Señor es tu pastor, te va a mostrar por dónde ir y a dónde ir a pedir ayuda, eso es de sabios, es de hijos.
“El Señor dice: «Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti. No seas como el mulo o el caballo, que no tienen discernimiento, y cuyo brío hay que domar con brida y freno, para acercarlos a ti».”
Salmo 32:8-9 NVI
PD: pueden leer el inicio de la travesía aquí
Amén, gracias Aixa. Debemos reconocer nuestros errores y pedir ayuda cuanto antes, especialmente a Dios.