Corazón a papel

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Huellas de León

Por Aixa de López

Te sentaste a su lado en la estación del tren sin conocerla… Alguien más grande arregla este tipo de citas porque nos conoce de antemano. Antes de que veamos la luz del día o la oscuridad del vientre. Mucho antes.

¿Cuántos pasos de tu casa a esa banca?

Quien cuenta los cabellos de tu cabeza y de tu barba, cuenta tus pasos y calcula los encuentros. Te sigue.

He llegado a limitarme por fuera: te escucho, te veo, me río y te abrazo, pero no confundas mi silencio con aprobación pasiva. Mi corazón ruge por dentro con oraciones desesperadas para que el León te alcance. Puede que mi boca no pronuncie lo que siento o lo que sé que necesitas oír, pero tengo absoluta confianza que mientras yo doblo las rodillas de mi alma y ruego en silencio por la tuya, Dios abre alguna otra boca, de la cual recibirás con asombro exactamente el mismo mensaje… porque lo que tenemos que decir no se trata ni de ti, ni de nosotros… a veces no serán mis cuerdas vocales las que suenen ni sea mi lengua la que se mueva para que tus oídos oigan, pero será el rugido del mismo León el que vaya abriéndose paso hasta hacerse casa en tu corazón, una conversación a la vez.

El León te sigue.

Yo dejé de depender de mi presencia o capacidad hace mucho tiempo porque he visto que Quien viene peleando por tu afecto no puede ser vencido y no existe límite capaz de detenerlo… y aunque tengo un mayor sentido de urgencia a medida que pasa el tiempo, mi estrategia va cambiando: de hablar contigo a rogarle a Él, porque Él puede.

Yo te digo adiós y me voy al sur -contigo en mi oración- y Él te encuentra exactamente en la estación del tren donde sabe que puede darte otro destello de luz y dejarse ver. Esta vez la usa a ella. Jamás besada, atenta al rugido, astuta como serpiente y mansa como paloma. Un soldado en misión: con preguntas compasivas e inteligentes, oídos atentos y realmente interesados en escuchar a alguien que piensa diferente, lista para dar razón de su esperanza. Otra boca, mismo rugido.

Yo no necesito estar para que el Buen Pastor, el Gran León, llame a tu nombre. Si eres Suyo, no descansará hasta tenerte. Sigo su voz amándote en mis oraciones, viéndote como aún no eres: libre y valiente, ejecutando Su plan. Te veo como sé que Él te ve. No existen casos perdidos para Aslan. No hay locos inalcanzables para el León que se llama Amor.

Mientras viva, mis rodillas se doblarán para unirme al rugido que te llama usando la boca del que a Él le plazca en la estación del tren, en la orilla de la playa, en la cocina pequeña, en la pared por pintar. Y llegará su música a tus oídos y su luz a tus ojos, y verás claramente que detrás de ti y rodeándote por completo siempre han habido huellas del León que te sigue.

Foto 1 https://unsplash.com/@laukev

Foto 2  Charles Forerunner on Unsplash

Firma Aixa de López

8 respuestas a “Huellas de León”

  1. Diana dice:

    Hola, he sido muy bendecida con este post, por que en el primer día de mi creación, fui esa chica, que escucho a una guerrera en oración, hoy soy parte de este ejército celestial, acabas de describir todo lo que podemos sentir, cuando vamos a interceder, Gracias, Gracias, muchas Gracias.

  2. Karen dice:

    ¡Gracias Aixa por recordarme la soberanía de Dios y porque a través de tu escrito, la esperanza se renueva y la fe se afirma en que es Él quien comenzó, mantiene y terminará la obra! Su voz llegará en el momento preciso.

  3. Olivia Michel dice:

    wow…200% identificada con este post…. me recordo y dio esperanza..
    NO EXISTEN CASOS PERDIDOS PARA ASLAN

  4. Yurena dice:

    Dios ha ordenado mis pensamientos con tus palabras. Cuánta paz! Gracias!!

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