El Rey de Verdad

Amado Cristo:
Cada vez que me acerco a tu ventana te conozco otro poco, tal y como eres. Esas páginas de amor me dejan verte porque allí es donde quieres ser conocido. Hoy te vi entrando a la ciudad y también me vi entre la muchedumbre… y quise llorar.
Perdóname por aclamarte por las razones equivocadas, me uní a la emoción de pensar que venías para liberarme de lo que yo pienso es mi mayor opresión… esta circunstancia actual. Perdóname por llamarte Rey y gritarte ¡Hosanna! cuando lo que realmente quiero es que vengas a beneficiar mi pequeño reino. Me vi entre la gente que tiraba sus mantos a tu paso, pero que desapareció al momento de tu hora más oscura. Perdóname por intentar hacer de ti una marioneta y adorar a un rey imaginario, un rey a mi medida, un rey sin eternidad o verdadera justicia… perdóname.
Gracias por amarme cuando estaba muerta, por no dejarte disuadir con tu popularidad entre nosotros, los enanos ciegos, por seguir adelante con tu misión y rompernos el corazón dejándonos saber que eres otro tipo de Rey. Gracias por no cumplir con nuestras demandas egoístas y solamente saciar nuestra hambre física. ¡Queríamos más panes y pescados! ¡Queríamos más sanidades! ¡Queríamos más señales y maravillas! Todo eso, desconectado de tu gran plan: salvarnos del pecado que nos imposibilita estar en tu familia y restaurar la gloria del Nombre que es digno eternamente.
Señor, cuando te veo, me veo. Porque eres Luz… y me das claridad para distinguir cuando te canto y te corono falsamente. Tuviste tanta misericordia que nos viste con ternura desde arriba del burrito prestado, y luego lloraste al ver nuestra condición. Tú no sólo cumpliste al pie de la letra el plan diseñado antes de la fundación del mundo, te
desgarró personalmente nuestra necedad; tu desesperación y dolor a la deshonra del Padre y su Santidad te empujaron a una obediencia jamás antes vista e imposible de replicar. Gracias por dejar claro que la cruz no era opcional y que eres otro tipo de Rey… uno que entra manso y gana dejándose matar.
Gracias Señor por ser el Rey que necesitamos, no el que queremos. Quita de mi trono al que fabriqué, entra con tu luz admirable a derrocar al rey imaginario que está de acuerdo con mi orgullo y que quiere seguirme el juego. Derríbalo con la fuerza de Tu verdad y que cada encuentro en Tu Palabra me haga verte y reconocerte para amarte y adorarte por Quien realmente eres…

“¡Alégrate mucho, hija de Sión! ¡Grita de alegría, hija de Jerusalén! Mira, tu rey viene hacia ti, justo, Salvador y humilde. Viene montado en un asno, en un pollino, cría de asna.” -Zacarías 9:9
Esta entrada apareció originalmente en el blog de Lifeway Mujeres, 2019
Gracias por ser de edificación para mí vida. Desde Chaco Argentina !
Es fuerte volver a reconocer todo lo que mi Rey y Señor vino a mostrarnos cuando estuvo en esta tierra y cuando.myrio por.mi. pero es bello recordar que lo hizo por mi.
Gracias mi Señor Jesus
Es una dulce bendición saber que se puede seguir a Cristo y ver un ejemplo de vida desprendida de la carne para recibir más de lo eterno