Carta abierta para lideres de mujeres
Esta es una carta que escribí recientemente a las líderes de la Red de mujeres de nuestra congregación, Fraternidad Cristiana de Guatemala, y creí conveniente compartirla con los lectores del Blog porque en medio de querer montar eventos novedosos y lindos, con toque femenino, corremos el riesgo de olvidarnos de lo principal que necesitan las mujeres, sin importar de dónde vienen o a dónde van: el Evangelio. Así que, allí va con mucho amor…
Queridas líderes:
Conozco la mezcla de emociones que llega al ser comisionada para llevar la Palabra hacia las mujeres… Y llevo algunos años de tener el privilegio, por lo que puedo expresarles algunos puntos importantes que he aprendido al equivocarme más veces de las que puedo (¡o quiero!) contar…
1. No se trata de ustedes.
Si cada vez que me parara frente a alguien a hablar, tuviera que hablar de mi y mi récord, sería un manojo de nervios, y aún si se tratara de mis fortalezas o hazañas, también sería una pérdida de tiempo. El predicador de valor no es el que se para y dice «mírenme». Es el que se para escondido en la obra terminada de Cristo, con su identidad segura en la justicia imputada por su redención en la cruz, y que hace alarde como Pablo, de la debilidad para que DIOS se haga fuerte. No se esfuercen en parecer mujeres salidas de proverbios 31 porque jamás sé las van a creer, y si las llegan a ver como mujeres maravilla, perdimos el punto…
2. Tampoco se trata de las que escuchan.
Así tan chocante como suena. No se trata de las mujeres que están llegando. Lean bien el Salmo 23, el Buen Pastor nos guía por sendas de justicia por amor a Su Nombre. Si todo lo que les decimos es «sean mejores así y asá»… «No sean así y asá»… Y nos quedamos allí, las estamos enfocando en ellas mismas, y allí no hay esperanza. Además… La verdad… Todas básicamente sabemos lo que estamos haciendo mal. La mayoría de mujeres llega cargada de culpa porque lo saben. No necesitan llevar cargas versión «cristiana»… Necesitan la Buena Noticia de que en su peor día de borrachera, adulterio, aborto, abuso, haraganería, orgullo, etc… Dios las amó porque es bueno, no porque ellas lo sean. Tengamos cuidado con el mensaje… Que al final entiendan que la transformación vendrá como consecuencia natural del amor incondicional. Invertir el orden es producir: 1. desesperanza porque nunca podrán dar la talla, 2. fariseas porque las que se «portan bien» creen merecer el favor de Dios, o… 3. Buenas actrices que se callan sus dolores y debilidades para parecer cristianas victoriosas.
La Biblia no se trata del hombre y por lo mismo nuestra enseñanza tampoco puede. Nosotros no podemos decirles que Dios existe para ellas, ellas existen para Dios. La Buena noticia sólo es Buena si aterrizamos en que no se trata de nosotras y lo que debemos hacer, se trata de lo que JESÚS hizo.
3. Ustedes no cambiarán a nadie.
Sean fieles a las Escrituras. Hablen la verdad sin miedo. Con profundo amor, pero sin miedo. Lo que transforma el corazón no es nuestra exposición sino nuestro apego a la Biblia y el poder del Espíritu Santo (que no es sinónimo de explosiones de emocionalismo raro). Jamás se ha producido una verdadera salvación sin la obra sobrenatural y soberana de Dios. La salvación es del Señor. De nadie más. Él abre los ojos a Su verdad y poco a poco santifica (Romanos 8:30). No se afanen.
La que es expuesta a la Biblia y por misericordia abre sus ojos, será transformada. Pero jamás el fruto llega antes de sembrar la semilla de la gracia. Oren. Que el texto que enseñarán las desbarate a ustedes primero. Y sean valientes en anunciar la Noticia sin sentirse obligadas a endulzar oídos. La fe viene por el oír y el oír la Palabra de Dios, no la palabra de la hermana Fulana, Mengana o Perenzeja.
4. Jamás se dobleguen ante el deseo secreto de ser aprobadas por la audiencia.
Dejé hace un tiempo este asunto. Comprobé que es verdad que el que busca el aplauso humano no califica como sirviente del evangelio.
Jesús llamaba a la gente diciendo «el que quiera seguirme, que tome su cruz y me siga»… Ese no es un mensaje que apele a nuestra carne, a lo que somos sin Dios. Sólo un corazón transformado y una mente redimida puede desear aceptar ese llamado.
Si lo que estamos predicando puede ser aplaudido y deseado por la vecina que no se ha rendido a Dios, ni quiere, seguramente estamos dando una charla motivacional centrada en los deseos naturales, y no tendrá fruto eterno. El evangelio confronta y hasta duele para luego sanar y dar vida. Muestren claramente que no hay justo ni aún uno (Rom 3:10). Que no hay nada en ninguna que la pueda salvar. Que Jesus fue necesario (Rom 8:1-3). Y que ver nuestra maldad e incapacidad es la puerta hacia la redención (Mat 5). Dios siempre supo que no daríamos la talla y bajó a remediarlo. Eso es duro de escuchar, y precioso. Lo más precioso de la vida entera. Ese es el evangelio.
Las amo. Me carga ver tanto dolor alrededor, y tanta debilidad aún en mi propio corazón, pero me gozo en correr a la cruz a diario. Me predico el evangelio a mi misma a diario. Allí está la alegría de mi vida y el tesoro de mi corazón. Soy libre y no por seguir una serie de pasos. Soy libre porque he llegado a entender que mi Hermano Mayor asumió mi culpa por un amor que no entiendo y me llevará de regreso a casa porque lo prometió.
Oro para que Dios las desubique con ese amor que nos deja paradas sin más que hacer…
En Cristo,
Aixa.
Enviado desde aquí
Dios la sigua bendiciendo abundantemente mi querida pastora eso muy cierto todo lo q a escrito tenemos q enfocarnos mas en las escrituras que nuestro Señor Jesucristo nos a dejado que en nuestras propias palabras ya que eso no tiene tanto poder como la poderosa palabra de Dios para que demostremos un verdadero cambió primero en nuestras vidas y luego en nuestros prójimo que DIOS la sigua usando grandemente en su obra bendiciones
gloria DIOS POR TUS PALABRAS MUY CIERTAS EL SEÑOR TE BENDIGA
muy atinado el mensaje!!! gracias por compartir!
Gracias Aixa por compartir este excelente mensaje y ayudarnos a mantenernos enfocadas en el punto correcto.
Wuauuuuuuuuuuu Pastora Aixa, que mensaje más hermoso, concreto, claro, preciso, hace mucho esperaba un mensaje así de alguien que hiciera comprender a las mujeres líderes que no es a bibliazos que podemos tratar con mujeres, hay que entender sus necesidades elementales, básicas y a ellas a esas necesidades, aplicarles biblia.
La Biblia está allí para consolar, fortalecer, restaurar y dirigir, pero hay que saber hacerlo, el evangelio se ha mal usado y se ha hecho mucho daño.
Gracias por ser la voz, que abre camino en el desierto, la bendigo grandemente, desde hace mucho le sigo los pasos, y la admiro en verdad, por ser esa mujer que Dios quiere que sea, sin ser tanto es MUCHO, espero me entienda…..
Un abrazo para usted y familia.
Wow que Dios le Bendiga por esa revelación, porque así es Dios, habla por medio de sus hijos a quienes necesitan la palabra y cae la semilla para que podamos dar el fruto que Dios desea, esas palabras vinieron a ser como un balde de agua fría para mi pero a la vez una gran enseñanza de mi padre Celestial
Gracias Pastora una bendición grande poder leer algo tan impactante y real .
Tenemos que ser mujeres radicales en lo que hacemos y decimos.
Bendiciones Pastora Aixa
Es una bendición contar con una pastora que se deja usar por el Señor, siempre deja huella en nuestros corazones,instándonos a ser cada día, como Dios manda en su Palabra , y asi obténganos la identidad espiritual, a la cual todas hemos sido llamadas, gracias por edificarnos con la sabiduría que Dios le da, que Dios le bendiga en todo lo que hace,y le conceda todas las peticiones que tiene delante de El, en el nombre de Jesús.
Me encanta leer estas palabras y saber que vienen de la persona que Dios ha puesto al mando del ministerio de niños, Zona de Campeones, como maestro me impacta y me llena de regocijo sentirme confrontado con esta palabra ya que muy especialmente comparto la cita «Oren. Que el texto que enseñarán las desbarate a ustedes primero» Bendigo su vida y espero como parte del cuerpo de Cristo llegar a esa talla que Dios demanda de aquellos que predican su palabra.